Hace unos días nos sorprendió la noticia del gran apagón que afectó, como a un castillo de naipes, a Argentina, Uruguay, Paraguay y varias provincias de Brasil, donde no solo se sufrió el corte de la luz, sino que, además, quedaron inutilizados los suministros de agua y de combustible, lo que sumió a estos países en el caos durante horas.
A propósito de esta noticia, la web Suelo Solar publicó un interesante artículo de Juan J. Alcolado, "50 millones de afectad@s por apagón en Sudamérica a causa de la vulnerabilidad de un modelo centralizado dependiente de macro-interconexiones eléctricas", que incide en una de las causas de este gravísimo corte de luz (de la que los medios de comunicación de masas, por cierto, no han hecho mención): la extrema vulnerabilidad de las grandes interconexiones eléctricas internacionales, algo que nuestra Red de Apoyo Mutuo en respuesta a los Megaproyectos Energéticos viene denunciando desde su misma fundación, rechazando por este y otros motivos, que ya hemos expuesto hasta la saciedad, los planes de nuevas interconexiones eléctricas con Francia, Marruecos y Portugal.
Del artículo, cuya lectura recomendamos vivamente, destacamos los siguientes párrafos:
Otras voces expertas tan reputadas como la del Físico Antonio Turiel ya denunciaron en su día la vulnerabilidad de las grandes interconexiones, en este caso en referencia directa a la tristemente famosa MAT de Girona. Véase al respecto su artículo "La línea de Muy Alta Tensión (MAT): Rentabilidad energética, económica y ecológica", en su imprescindible blog The Oil Crash, del que seleccionamos también el siguiente párrafo:"La apuesta por multimillonarias inversiones, con expropiación masiva de terrenos, daños ecológicos y medioambientales que suponen las líneas de Muy Alta Tensión, abundan en una inseguridad del suministro, justo lo contrario que pregonan.Y es que el masivo despliegue de líneas de interconexión evita la implantación del autoconsumo compitiendo deslealmente con la autoproducción fotovoltaica, por cuanto oferta precios que esquivan las externalidades nocivas diluyendo en el cóctel-mix ofertado la peligrosa nuclear, fósil gas, carbón quemado...¡ ah! y también eólica, hidroeléctrica y fotovoltaica como envoltorios verdes para endulzar la emponzoñada mezcla transportada.No hay un plan B, la absoluta dependencia de las interconexiones, de energías fósiles, de fuentes radiactivas... empecinadamente defendidas de sus sonoros fracasos por los multinacionales oligopolios y facilitadas por los diversos gobiernos, son el talón de Aquiles del sistema, como viene quedando evidenciado "a la luz" de los macro-cortes eléctricos a los que asistimos".
Los que pregonan la necesidad imprescindible de interconexiones eléctricas (que solo es imprescindible para aumentar exponencialmente las ganancias de las grandes corporaciones energéticas) parecen ignorar deliberada y temerariamente la terrible encrucijada en la que nos encontramos y para la que las interconexiones eléctricas no solo no son la respuesta, sino, totalmente al contrario, un obstáculo más para lograr la, esta sí, imprescindible transición energética, que ha de ser también una transición ecológica y justa socialmente. Muchas son las voces que, partiendo de análisis científicos, advierten de que el único camino posible para esta transición, que también lo es a un nuevo modelo productivo, es el del decrecimiento, además de, por supuesto, para el caso de la energía, de un nuevo modelo basado en la energía comunitaria. Al respecto, recomendamos también vivamente la lectura del artículo de E. Cantos en Viento Sur "Energía comunitaria", que incide en los aspectos sociales de la transición a un nuevo modelo energético sin ignorar que el problema no puede solucionarse simplemente desde un ingenuo tecnooptimismo y que el problema de fondo es la soberanía energética. De él extraemos, igualmente, el siguiente párrafo a modo de conclusión:"Desde el punto de vista energético y de la robustez, y pensando en el inevitable descenso energético, lo conveniente sería tener una red formada por líneas de menor potencia, capaces de integrar fuentes de generación locales y con cierta capacidad para los intercambios con otras subredes sobre todo a corta distancia; tal tipo de red es más resistente a las interrupciones o problemas de suministro, que tienden así a ser más localizados. Por el contrario, una red vertebrada sobre líneas de alta potencia requiere mantener un aporte de potencia continuo y un fallo en una pequeña parte de la red se extiende a toda ella con rapidez, haciéndola más frágil. Tenemos que pensar que el modelo de grandes redes (no sólo eléctricas, sino la globalización de la producción, el just in time, etc) es hijo de la época de la abundancia energética, sin una gran disponibilidad de energía es intrínsecamente inestable y, a partir de un cierto nivel de descenso energético, se vuelve directamente inviable".
A la vista de los acontecimientos y de las opiniones más que fundadas de estos expertos con nombre, apellidos e indudable solvencia, cabe preguntarse por el empecinamiento de quienes nos gobiernan en los proyectos de interconexión eléctrica con Francia y otros países vecinos. Si realmente sus políticas buscasen el bien común y un futuro para nuestros descendientes, rechazarían este modelo de interconexiones que ya se está demostrando caduco, obsoleto y muy peligroso. Por tanto, solo cabe concluir que no gobiernan para nosotros, sino para los accionistas de las grandes empresas energéticas, como Red Eléctrica de España, principal promotora en España de este despropósito. Es una conclusión tan simple y tan obvia como peligrosa para nuestro futuro."En este momento de la partida, lo que está en juego no es sólo que la transición energética se produzca, que también, lo que está en juego es que la transición sea democrática en sentido pleno. Lo que está en juego es si la energía va a seguir en manos de las grandes multinacionales o si por el contrario vamos a tener soberanía energética. El otro mundo que consigamos construir dependerá en gran medida del acceso a la energía. Ese acceso a la energía tiene que ser democrático y sostenible con el ciclo de la vida. Un nuevo New Deal Verde que no ponga coto al derroche y lo que implique sea un aumento de la extracción de recursos finitos no será más que una patada hacia delante. Si no reducimos los niveles de consumo vía otro modelo de organización social que racionalice y optimice su uso, más tarde o más temprano, la curva de crecimiento exponencial encontrará su saturación. El planeta no nos va a dar muchas más oportunidades, por los pueblos y la humanidad, aprovechémosla".
Debido a la extensión del artículo, lo publicamos únicamente en castellano. Rogamos disculpas a l@s compañer@s de la Franja y de Catalunya.
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