A finales de agosto recibimos a través de varios compañeros información, procedente de fuentes totalmente solventes, según la cual hemos sabido que Forestalia está planteando una alternativa a su proyecto de Autopista Eléctrica Valsalada-Laluenga-Isona en la que se soterraría la línea desde el Cinca a Isona, siguiendo el trazado de las carreteras con una zanja hormigonada de 1,5 metros. Es más, según las mismas fuentes, la empresa promotora de esta megalínea de transporte eléctrico pretende tener el proyecto en noviembre y desearía empezar con las obras en 2024.
Como decimos la información es de una fuente totalmente fiable; incluso contamos con un par de mapas de este trazado alternativo de la propia Forestalia, que os ofrecemos a continuación (haced clic en ellas para ampliarlas). ¿Por qué, entonces, ponemos el titular de este post entre interrogantes?
Pues, sencillamente, porque, dada nuestra experiencia, no nos fiamos en absoluto de esta empresa y sospechamos, por ello, que la nueva propuesta esconde alguna suerte de trampa, globo sonda o estrategia para desmovilizarnos. Y es que es difícil de asimilar que un proyecto que, como ya dijimos en nuestras alegaciones, no parece que pueda ser económicamente viable, vaya a cargar además con el sobrecoste del soterramiento de una buena parte de su extensísimo trazado.
Recordemos, al respecto, que en el pasado, cuando luchábamos contra el proyecto de Autopista Eléctrica Peñalba-Arnero-Isona, de Red Eléctrica de España, siempre se nos dijo que el soterramiento era una opción inviable debido a sus altísimos costes. Recordemos también (y estemos, por tanto, muy alerta) que, tal como nos transmitieron nuestros compañeros de Defensa de la Terra (de Perpiñán), Red Eléctrica de España logró, con su anuncio de soterramiento, la desmovilización de los ayuntamientos franceses, que se oponían radicalmente al proyecto de interconexión eléctrica por Girona, resultando al final que tal soterramiento solo se produjo en el tramo fronterizo.
Sea como sea, las razones fundamentales por las que nos oponemos a este megaproyecto impresentable son exactamente las mismas se soterre o no se soterre la línea parcial o totalmente. Y es que es absolutamente inadmisible (y flagrantemente ilegal) que una empresa que no sea Red Eléctrica de España, operador y transportista único del sistema eléctrico español, construya una línea que, independientemente de las pretensiones de Forestalia y dada su extensión y tensión, es claramente una línea de transporte eléctrico. Por ello, desde aquí volvemos a reafirmar nuestra intención de ir hasta donde haga falta llegar en la vía judicial, porque autorizar semejante proyecto sería, además de un más que posible caso de prevaricación administrativa, un precedente peligrosísimo de lo que vendría a ser una suerte de privatización de la ya de por sí privatizada red de transporte eléctrico española, con consecuencias presumiblemente muy onerosas para los consumidores.
Por añadidura, aunque ciertamente el soterramiento minimizaría los más graves impactos ambientales y paisajísticos, aumentaría enormemente el impacto negativo sobre la salud pública al bajar a nivel del suelo los intensísimos campos electromagnéticos generados por una línea eléctrica de 400.000 voltios (véase al respecto el artículo de Antonio F. Muro «Soterrar líneas de alta tensión sin apantallarlas no evita los campos magnéticos», en Discovery Salud, nº 112, enero de 2009: https://www.dsalud.com/reportaje/soterrar-las-lineas-de-alta-tension-sin-apantallarlas-no-evita-sus-campos-electromagneticos/).
Pero claro, aquí podría estar el truco o la trampa, porque, ya se sabe, ojos que no ven, corazón que no siente, y posiblemente Forestalia crea que, metiendo la mierda debajo de la alfombra, va a conseguir desmovilizarnos. Lo lleva claro.
Debido a la urgencia, publicamos este post únicamente en castellano. Rogamos disculpas a nuestrxs compañerxs de La Franja y de Catalunya.
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